22.2.08

Venres, 22 de febreiro de 2008

FAMILIA: IGREXA DOMÉSTICA

“¡Qué grandeza y responsabilidad a la vez la de los padres cristianos que como fruto de su amor se convierten en templos en los que Dios realiza su acción renovadora! Sed conscientes de esta altísima misión que Dios ha puesto en vuestras manos: haced de vuestras familias un templo de Dios, una “Iglesia domestica” (Juan Pablo II)

El Concilio Vaticano II, en su constitución sobre la Iglesia (“Lumen Gentium”), nos dice que de la unión conyugal procede la familia, en la que nacen los nuevos ciudadanos de la sociedad humana y, por la gracia del Espíritu Santo, quedan constituidos por el Bautismo en hijos de Dios.

En esta “Iglesia domestica”, los padres han de ser para con sus hijos los primeros predicadores de la fe, tanto con su palabra como con su ejemplo, y han de fomentar la vocación propia de cada uno y con especial cuidado la vocación sagrada.

Es interesante destacar que la misión de la familia dentro de la Iglesia es importante pues al procrear nuevos seres y bautizarlos los incorporan a la Iglesia. De este modo, la Iglesia aumenta sus miembros cada día y convierte al bautizado en un hijo de Dios.

Los padres han de predicar la fe a sus hijos tanto con su palabra como con su ejemplo. Aquí vale la pena reflexionar lo que está sucediendo en la familia, donde cada día hay menos oportunidad de que los padres dialoguen con sus hijos, porque por una u otra razón no tienen tiempo. Esto es doloroso y vemos como nuestra juventud está tomando modelos de vida viciados por el sexo, el hedonismo y la violencia. Los padres no se han dado cuenta que el negocio más importante de su vida no es hacer dinero, sino educar a sus hijos. Igual comentario vale para el ejemplo de vida: ¿cuántos padres son realmente modelos de vida cristiana para sus hijos?

¡Cuán diferente seria nuestra sociedad y por consiguiente el país si los católicos dan un paso al frente y se deciden a ser verdaderos ejemplos de “Iglesias domesticas”!